Para Halloween, el día de "Tosantos"

Ya se va acercando el día, y yo que trabajo con críos, lo sufro más que muchos. Están todos espectantes y deseosos de ir a pedir caramelos puerta a puerta como cualquier niño de "wisconsín"(como decían en la famosa canción de Bienvenido Mister Mashall).-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Aún recuerdo la primer año, hace ya unos cuantos, que vinieron a pedir caramelos a mi casa. Cual sería mi sorpresa que me puse a buscar por todos lados por si había cámara oculta. Tras comprobar que no la había me dispuse a hablarles en inglés. si querían seguir una moda extranjera que fuera con todas sus consecuencias. He de decir en mi defensa, que los niños no eran tan niños, eran ya adolescentes. Otro año les dije que si es que no se podían esperar para pedir caramelos a Semana Santa, que encima tenían que venir a casa a pedir (salgo todos los años de nazareno, y aquí es costumbre dar caramelos durante las procesiones). ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hace un par de años que ya no vienen, yo creo que debe de ser porque mi casa no está decorada con calabazas, ni esqueletos ni nada por el estilo. Sí, sí, la decoración de casas también se está poniendo de moda. Dentro de poco la más tétrica será la mía, pues no tendrá ni un sólo adorno o lucecica.----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
No tengo nada contra esa fiesta, de verdad, pero no es mía. No va conmigo. Así que al igual que yo respeto a la gente que lo celebra, que me respeten a mi si en mi casa no hay caramelos para dar, y siempre prefiero el susto...-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Pensaba yo en todo esto el otro día tras leer un artículo publicado en el diario "La Verdad" de Murcia. Todos los domingos dedican un artículo a hablarnos de la Murcia antigua, y el de este estaba dedicado a el Día de Todos los Santos, o Tosantos, para abreviar. Ahí Antonio Botias nos hablaba de cómo se vivía hasta hace bien poco ese día. Muchas costumbres seguro que son iguales en otros sitios, pero a mi me gustó. Así que aquí os pongo ese artículo para que lo podáis disfrutar.
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Cortejo fúnebre, con todo lujo y boato, Murcia

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Si había algo que a las abuelas preocupaba de veras cuando se acercaba el día de Todos los Santos era disponer de inmediato una cama con sábanas limpias para que los muertos de la familia pudieran descansar aquella noche, sino en paz, a gusto. Porque era costumbre extendida, que aún hoy se conserva en algunos hogares, el adecentar un cuarto e iluminarlo con diminutas mariposas, que flotan sobre tazones de agua y aceite, para después enclavar la puerta e impedir que los niños curioseen tan extraño escenario.Este es sólo un pequeño detalle de la rica y espléndida tradición que rodea estos días que se avecinan y que muchos arrinconan, por el empuje del consumismo, para disfrazar a sus hijos de brujas y vampiros emulando el Halloween americano. Allá cada cual. Así que los niños recorren las calles, de puerta en puerta, espetando al dueño de la casa: «¿Susto o golosina?». En Murcia, habría que responderles que susto; pero que susto exagerado el que se iban a llevar si conocieran cómo se vivía no hace tantos años la noche de las Ánimas Benditas y su víspera.
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Estas ánimas, con la doctrina católica en la mano, son aquellas que permanecen en el Purgatorio para purificarse y subir al Cielo. En el lateral de la parroquia de San Bartolomé permanece, desde finales del siglo XVIII, un retablo que reza: «A las Ánimas Benditas no te pese hacer bien, que Dios sabe si mañana serás ánima también». Las ánimas siempre han estado presentes en nuestra rutina cotidiana. Aún hoy, hay quien se acuerda de ellas para encontrar algún objeto perdido, e incluso se les encomienda un padrenuestro para que hagan las veces de despertador a una hora determinada.Junto a estas curiosas funciones existen otras más sorprendentes y que, durante siglos, atemorizaron a generaciones de niños. Así, era creencia generalizada de que las ánimas se aparecieran a sus familiares para encargarles que concluyeran alguna misión que en vida no pudieron realizar. En algún caso, más práctico según la conciencia económica actual, la aparición tenía como objeto revelar a hijos o nietos dónde estaban escondidos los ahorros.
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Vienen a dormir
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Junto al catálogo de supuestas apariciones, existía otra costumbre que haría temblar hasta el más valiente de los americanos. Porque en la Noche de Todos los Santos regresaban las almas para descansar en sus camas. Y no sólo eso, era aquella madrugada un tiempo propicio para encontrarse con ellas vagando por las veredas y carriles de la huerta, caminos que compartían con las campanas de auroros, sólo iluminadas por el remoto farol, adornadas por el aroma a naranjas y limones frescos. Retumbaban entonces aquellas voces quebradas de los huertanos, que se elevaban hacia el cielo entre el humo del tabaco negro y el sabor de la coñá y la kola, entonando la Salve de difuntos: «Fallecieron los hermanos / y a Dios le entregan su alma / Madre de misericordia / tu patrocinio les valga».
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Se acerca la Pascua
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Acaba el mes de noviembre con la festividad de San Andrés cuando, según la máxima popular, «faltan para la Pascua tres semanas y días tres». Si algo está perdiendo la ciudad cuando llega este mes es aquel sabroso aroma que anunciaba la cercanía de la Navidad e inundaba calles y plazuelas. Es una mezcla de humo de chimenea o brasero de picón, algo desvaído por el frío que, aunque escaso, arrecia; una amalgama de olores a guisos recios, como la olla gitana o podrida, o el arroz y habichuelas; de aromas a crisantemos y amarantos, que en la huerta llaman mocos de pavo y que adornarán el día de Todos los Santos nuestros cementerios. No hace tantos años, otro olor impregnaba la víspera del Día de los Difuntos al celebrarse tan oscura noche con cuencos de palomitas de maíz -llamadas tostones-, unas con azúcar, otras con sal o anís, hasta con miel. Y tampoco faltaban las castañas los boniatos asados y los huesos de santo, o el arrope y el calabazate que aún se vende junto a la parroquia de San Pedro.
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De esta forma, el temor a los muertos, que más bien era respeto porque de nadie se supo que quedara afectado de por vida, se transformaba en una improvisada fiesta. Eso, sin contar que en muchos hogares se compraban las flores para el cementerio unos días antes y, por la falta de espacio, se mantenían frescas dentro de la bañera, bien repartidas según la tumba que fueran a adornar. «Este moco para mi mamá, que es el más hermoso y ella era muy buena», se escuchaba decir a las abuelas. Y por fin el gran día, a menudo llamado «Tosantos». Cita obligada: El espléndido Tenorio, de la familia Pineda, a quien muchos murcianos deben su pasión por el teatro. Era jornada para estrenar ropa e ir al camposanto, lugar de reencuentro de muertos y vivos y, sobre todo, de antiguos conocidos. Los chiquillos correteaban, los adolescentes pelaban la pava mientras los adultos rezaban y, de tanto en vez, chismorreaban. «¿A quién tienes aquí, nena?», preguntaba alguien. «A mi abuelo solico. Es que a mi abuela la metimos con su madre», respondían. Como quien comenta un partido de fútbol. Almas en pena, campanas de auroros, tostones con anís, boniatos asados, mocos de pavo a remojo, estreno de ropa... realmente no era tan terrorífico el Halloween murciano; pero sí más sabroso. ¡Dónde va a parar!

6 gotas de lluvia:

    Muy de acuerdo Ado. Es una fiesta que no tiene nada que ver conmigo. A mi lo que me presta es que alguien de mi familia deje el panteón familiar como los chorros del oro, comer huesos de santo y castañas y ponerse guantes por primera vez en el invierno. Ea!!
    Y el que quiera caramelos que se los pida a un gringo!

     

    Me encantan esas viejas tradiciones, Ado.
    Aquí no se estila mucho celebrar ese día si no es visitando el cementerio, limpiando las tumbas y llevando crisantemos. Aunque yo jamás lo hago.
    Si se trata de respetar a nuestros seres queridos fallecidos, yo prefiero hacerlo durante todo el año a mi manera.

     

    Yo tampoco soy de Halloween, no me dice nada, aunque cualquier excusa es buena para disfrazarse, las cosas como son.
    Cuando era pequeña solía ir con mi familia al pueblo de mi abuela, a limpiar , como bien decís, el panteón familiar. Pero abandonamos esa práctica hace ya mucho tiempo.

     

    Yo tampoco soy de subir al cementerio, más que nada porque me queda a un paso ;p. Así que me quedo en casa viendo subir a la gente. Además ese día era el cumple de mi abuelo (primer año sin él), asi que se celebraba cena en mi casa. Este año seguiremos la tradición, aunque él no esté.

     

    pues a mi me mola HALLOWEEN. Cualquier excusa es buena para divertirse, disfrazarse, salir a la calle, y pasar una noche diferente. Yo no la practico pero me encanta que la gente lo haga, aunque sea una americanada, me parece una americanada mucho más divertida que leer el Tenorio y comer huesos de santo.
    Lo de los cementerios no lo practico, nunca he entrado en el cementerio de mi ciudad, me encantan los de otras ciudades pero en el de mi ciudad no entro.

     

    Yo tampoco sou mucho de Halloween. Pero si hay que disfrazarse, se disfraza.
    Nosotros hace tiempo íbamos al cementerio a limpiar las tumbas. Ahora hace años que no subimos.

     

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